¡Ruina mía!¡Momia mía! Te pregunto: ¿No es tu cuerpo igual a un triste y frágil frasco Y la Vida a su perfume? ¡Qué fiasco! ¡Tutankamon de Numancia y de Sagunto!
¿Cómo vas? Hazme una seña; pinta un punto. Me imagino que en tu cráneo hay hoy atasco. ¡Y a Dios gracias que llevabas puesto el casco! ( O estaría en tu velorio ante un difunto.)
Sí, tu amiga, el corazón, lo tiene roto. “¡Ve despacio!¡Vive!¡Cuídate!¡Sé listo!” Repetía yo por boca de tu vieja.
¿Cuántas vueltas de campana dio esa moto? Seis semanas en la UCI. Hecho un Cristo. ¡Y no puedo ni tirarte de la oreja!
1 comentario:
Soneto a un Accidentado
¡Ruina mía!¡Momia mía! Te pregunto:
¿No es tu cuerpo igual a un triste y frágil frasco
Y la Vida a su perfume? ¡Qué fiasco!
¡Tutankamon de Numancia y de Sagunto!
¿Cómo vas? Hazme una seña; pinta un punto.
Me imagino que en tu cráneo hay hoy atasco.
¡Y a Dios gracias que llevabas puesto el casco!
( O estaría en tu velorio ante un difunto.)
Sí, tu amiga, el corazón, lo tiene roto.
“¡Ve despacio!¡Vive!¡Cuídate!¡Sé listo!”
Repetía yo por boca de tu vieja.
¿Cuántas vueltas de campana dio esa moto?
Seis semanas en la UCI. Hecho un Cristo.
¡Y no puedo ni tirarte de la oreja!
Rafael Luna
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