viernes, 27 de abril de 2007


Uno pretende reincorporarse siempre que le dé la gana,
pero debemos aprender que hay estaciones
donde ya no para el tren.

6 comentarios:

Leicca dijo...

efectivamente.

yo mejor no me bajo... ;-)

un beso.

Indigo dijo...

Sí!, esa es la otra cosa que deberíamos aprender...

Abrazos

Yolanda dijo...

Me gusta tanto venir a leerte aquí...

Kresala dijo...

acabo de descubrirte y... me ha gustado.
Enhorabuena, me pasaré más amenudo.
Besos.

Indigo dijo...

mana : )

Liber, pues un placer que te haya gustado y las visitas.

Abrazos

Rafael Luna dijo...

Alcalá-Atocha


In Memoriam
(11-3-2004)


Este tren es el mundo en miniatura.
Mi alma más querida y yo viajamos
En su interior desde la calidez:
Útero y sábanas funciones cumplen
Idénticas en su íntimo propósito.

Juntos viajamos hacia el fin ignoto
Allá a lo lejos, en distinto tiempo-
espacio, lejos, lejos; (siempre es lejos
La muerte propia, más allá del término
De nuestro recorrido de hoy en día
Por las traviesas de mamá esperanza.)
Uno a uno y a una a morir vamos.

Es el tumbarse a expirar una actitud
Que une a quien muere con quienes vivieron,
A quien vivió con quien también hoy muere.

Es nuestra vida-muerte aquí en el tren
Las dos caras de un mismo astro eterno,
Cíclica luna que se encarna en sangre
Dando a la piedra fluidez de hoy día

Son nuestra vida y nuestra muerte dos
Gotas de agua en el cristal que caen
Formando un río diminuto al aire,
Bajando hacia otras gotas de rocío
Que en la mañana son como bebés
Llorando tras el parto que hubo anoche.

Son nuestro aliento y nuestro aliento aquí
Dos variedades de la misma nube,
Músicas sacras a las que no damos
Ni la mitad de su importancia, músicas
Tan similares como estos latidos
Silenciados por el traqueteo
Sobre las vías y ese olor a hojas
Y a tinta fresca de diario abriéndose.

¿Qué dicen hoy las últimas noticias?

Este tren es el cosmos en pequeño
Viajamos hacia el fin que nos destina
Plural, allí o allá, la Providencia.
Pasan las estaciones como pasan
Primavera-verano-otoño-invierno.
Es otoño en las casas de los muertos.
Se ha detenido el tiempo en los relojes.
Copo tras copo se pobló el cemento
Hasta cubrirse el corazón de nieve.

Otra vez ese árbol solitario
Sin cuya soledad el campo es
Mucho más yermo. Otra vez sus ramas
Efímeras se esconden en mi mente.

Otra vez la cuneta y los caminos,
Los muros, los hierbales, los graffitis,
Basura y jeringuillas bajo el cielo
Azul marengo, gris o muy, muy negro.
Hay seres ciegos con luz más luminosa.

No estoy en condiciones de hacer juicios
Sobre este simple hecho de existir.

Otra vez ese andén donde las flores
Recuerdan a la madre que se ha ido
“A trabajar al Cielo”, porque arriba
Los ángeles se quejan de que Dios
Es un patrón, ay, a la antigua usanza;
No dan abasto y han pedido ayuda.
Por eso ha de morir sin esperarlo
Cada cuerpo elegido en el ayer
Para sumar su nombre al gran listado
De ángeles por méritos de sangre
Propia, inocente, mártir. (Esto dice
Quien se consuela con infantilismos
O quien explica al huérfano o al viudo
La sinrazón de su continua pérdida.
No sé decirle a ellos lo que siento,
Lo que se pierde cuando, rota el alma,
Faltan pedazos al recomponerla.)

No quiero usar palabras, este tren
Se explica igual de bien que el sol luciente,
Igual de mal que el mundo en su carril
Gira sin ver sentido en la armonía.

Mis lágrimas se explican por sí mismas.

La lógica une al mar y a la tristeza,
A la tristeza con el agua amarga
Y con las pesadillas persistentes.

No hay respuesta sencilla a por qué somos
Protagonistas bárbaros de un mundo
Bárbaro en sí. Así ha sido siempre.
Lo humano es utopía de utopías
Sólo cifrado en códigos sin práctica.
Lo cotidiano es odio, amor sitiado,
Incomprensión cercando a la justicia,
Trenes fluyendo hacia otras vías, vías
Uniéndose a otras vías, y entre medias
Separaciones uniformes, piedras,
Hierros y clavos, tuercas, polvo, roña,
Todo lo que persiste cuando el hombre
Vive, se mata, mata lo que vive,
Y muere aquí o a bordo de un velero
Siendo ratón de la cebada... Ya.

Se ha detenido el tren, hay que bajarse.

Qué sencillo y qué dolorosísimo.

Ojalá mi gran sueño sea tranquilo.
Besos arropen vida y noche en ti.
Sea feliz y cómodo tu rumbo.



Rafael Luna